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Aprendiendo a servir el vino como el perfecto anfitrión

Aprendiendo a servir el vino como el perfecto anfitrión

El vino, elixir del dios Baco, sagrado para algunas religiones y elemento de integración social, es un elemento que ha formado parte siempre de la cultura y la gastronomía mundial desde tiempos inmemoriales.

Para muchos, la bebida más antigua del mundo, se ha convertido de esta manera en protagonista de los momentos más especiales en todo el mundo. El vino ha pasado a ser piedra angular en la sociedad impulsando la inspiración y desarrollo de nuevas actividades para otros sectores además del gastronómico, como el turismo o la industria de la belleza. Por eso es interesante prender cómo servir el vino.

Tanto los ya conocedores y amantes de los vinos como los que solo son aprendices o disfrutan de forma esporádica de ellos, saben que ningún vino es igual que otro e, incluso, los realmente ‘wine lovers’, saben identificar sus diferentes cualidades, su cuerpo, su sabor y sus aromas. Pero todos ellos saben que en los eventos y celebraciones en nuestros hogares, cuando el vino entra en juego, siempre debe haber ciertos procesos y actuaciones que debemos seguir a la hora de servirlo que nos permitan mostrar nuestras habilidades de sommelier y quedar como un perfecto anfitrión.

Y para poder mostraros cuáles son estas normas sencillas, nos hemos desplazado al complejo oleoturístico y hotel boutique La Boella para que nos indiquen cuáles son éstas, sencillas pero necesarias para transformar nuestra velada en un encanto de experiencia y, como decíamos antes, nos conviertan en el perfecto anfitrión.

1. ¿Cómo seleccionar el vino?

Los vinos deben escogerse en consonancia con los platos del menú, es decir, procurando conseguir un excelente maridaje. Para ello se deben analizar tanto las características de los alimentos como la intensidad, graduación, sabor y aroma del vino. El efecto que debe provocar el maridaje al degustar la comida es el de armonizar su sabor con el recuerdo del vino. Como norma general, los vinos blancos son buenos aliados para entrantes, pescados ligeros, alimentos cremosos y salsas blancas o ácidas; las carnes rojas y salsas más contundentes combinan muy bien con vinos tintos; los sabores picantes o ahumados casan con tintos profundos; los alimentos salados y quesos maridan a la perfección con vinos espumosos (que equilibran el sabor y la sal) y los postres se compaginan de forma ideal con vinos dulces y espumosos. Al final, el maridaje es una cuestión de gustos con muchas variables y dependerá de la propia experiencia.

2. Descorchar la botella, todo un arte.

En este punto es perfectamente aplicable el refrán de “Más vale maña…”, porque no es el uso de la fuerza lo que facilita el descorche, sino la buena técnica. Lo más importante: que el instrumento sea de calidad, procurar que el sacacorchos entre de forma recta y realizar la extracción sin movimientos bruscos (lo que debe girar es el sacacorchos, no la botella). Por último, eliminar restos o impurezas que queden al haber extraído el corcho para disfrutar el vino en toda su esencia.

3. Decantación y oxigenación

Estos dos métodos, que tienen en común el objeto con el que se realiza (el decantador), guardan ciertas diferencias. Decantar (separar las partículas que contiene el vino vertiéndolo poco a poco en otro recipiente) es un proceso requerido especialmente para los caldos que tienen posos, ya sea por la edad o porque son vinos naturales sin filtrar, con el fin de evitar beberlos o verlos en la copa.

La oxigenación se realiza para darle “fuerza” al vino y mejorar sus características. Por ejemplo, esteproceso se realiza con vinos que se abren antes de tiempo que deberían estar más años en la botella paraque el oxígeno lime ciertas asperezas. Al abrirlos desprenden un olor algo fuerte, lo que indica que necesitan oxígeno (el que no les entró naturalmente y con tiempo en la propia botella). Otra diferencia importante: para la oxigenación el vino se verterá con menos suavidad.

4. La importancia del cáliz para la bebida de los dioses: el vino siempre en copa.

Existen muchos tipos de copas y es fundamental escoger una copa acorde al vino. Es más: hay una copa para cada tipo de vino producido con cada tipo de uva. En términos generales, cuanta más potencia, aroma y fuerza tenga un vino, más grande será la copa -tipo balón-, para dejar más espacio y los aromas se expandan. Un ejemplo sería la copa Borgoña. Por el contrario, para un vino más fino y de aroma más sutil, la copa deberá ser más estrecha, tipo Burdeos.

5. Cada tipo de vino a su óptima temperatura.

Esta variable debe tener la atención que se merece porque será indispensable para paladear el carácter del vino y apreciar sus cualidades. Así, las temperaturas de servicio recomendadas según el tipo de vino son: de 5 a 8 grados para blancos jóvenes, espumosos, finos y manzanillas; de 8 a 10 para rosados y blancos muy dulces; de 10 a 12 para blancos con crianza, amontillados, olorosos y oportos; de 12 a 14 grados para tintos jóvenes con pocos taninos; de 14 a 16 para tintos con crianza y de 17 a 18 grados para tintos reserva y gran reserva. No obstante, estos estándares variarán en función de las costumbres de cada país y el momento en que se tomen. Lo más importante es que se sirvan a la temperatura correcta y que ésta se mantenga durante todo el servicio.

6. Guardado en casa como oro en el paño.

Los anfitriones son los que deben comprobar que los vinos están en óptimas condiciones y van a encargarse de servirlos, siempre antes de cada plato y teniendo en cuenta el tiempo de decantación si es necesario (idealmente, una hora antes). Para su correcta conservación en casa, lo ideal es guardarlos en una nevera de vinos, pero en caso de no disponer de una, pueden seguirse los siguientes principios: mantener los vinos en posición horizontal (que el tapón esté siempre húmedo para que no se contraiga y deje entrar el aire) y la temperatura debe ser estable, entre 8 y 15 grados, alejados del sol y la luz directa. Si se va a servir un vino que requiera otra temperatura, se colocará en la nevera el tiempo necesario. Un utensilio muy práctico es el termómetro para vinos (los de tipo fajín son muy prácticos, ya que permiten detectar la temperatura antes de abrir la botella de vino).

Agradecimientos

Agradecemos al hotel y complejo oleo-turístico La Boella, que se encuentra en medio de campos de olivos y viñas en La Canonja, a tan solo 10 kilómetros de la histórica Tarragona romana, todos los consejos que nos han dado y que, sin duda alguna, nos convertirán en nuestras próximas celebraciones en nuestro hogar en los perfectos anfitriones.

Fotos: Miriam Pagador – Mas La Boella – www.laboella.com

 

Autor José Luis Del Campo Villares

Fotografia: Sobrelias Rectum

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